Condenaron a una mujer que vendía cocaína en Coronel Suárez junto a su pequeño hijo
En las últimas horas, y en el marco de un debate abreviado, el juez del Tribunal en lo Criminal Nº 1, Hugo Adrián De Rosa, sentenció a AA (se abrevia la identidad para preservar al pequeño) a la pena de 4 años de prisión por los delitos de comercialización y tenencia de estupefacientes en dosis fraccionadas directamente para su consumo.
La procesada se encuentra actualmente bajo el beneficio del arresto domiciliario, debido a que está a cargo de su hijo.
La procesada se encuentra actualmente bajo el beneficio del arresto domiciliario, debido a que está a cargo de su hijo.
Hace poco más de dos meses, una joven de 25 años circulaba en bicicleta junto a su pequeño hijo de un año por una de las calles de Coronel Suárez.
La escena parece natural, salvo por la circunstancia de que la mujer estaba a punto de encontrarse con una persona para concretar una venta de drogas.
Policías que recorrían la zona advirtieron que un automóvil se detuvo a pocos metros y que un hombre bajó del coche con dinero en la mano, mientras la chica retiraba algunos elementos de una mochila que llevaba.
Inmediatamente interpretaron el acto como un pasamanos, es decir la denominación en la jerga al intercambio de estupefacientes por dinero.
Los uniformados secuestraron envoltorios con cocaína que arrojó al suelo y la arrestaron. El automovilista escapó, aunque fue identificado y admitió que le compraba sustancias a la sospechosa. En tanto, durante un allanamiento en su casa los uniformados suarenses secuestraron 6 recortes de nylon en el interior de una cómoda y una computadora.
También se estableció que al ser interceptada por la Policía tenía en su poder 9 envoltorios de nylon con 4,2 gramos de cocaína.
Para el magistrado se acreditó que la mujer comercializó drogas, particularmente cocaína, en dosis fraccionadas para potenciales consumidores, al menos entre el 22 de febrero y el 6 de marzo pasado, cuando fue arrestada.
Las ventas se realizaban mediante encuentros previamente convenidos.
A la vista
Los policías que tomaron parte del arresto describieron que el hecho se produjo alrededor de las 20 del pasado 6 de marzo, cuando observaron que, por la calle Remedios de Escalada al 800, circulaba una joven en su bicicleta que transportaba a un nene en una silla situada en la parte trasera del rodado.
Indicaron que la mujer se detuvo bruscamente y que al mismo tiempo descendió un hombre de un auto que se encontraba estacionado.
Mencionaron que el automovilista tenía un fajo de plata en la mano, lo que llamó su atención y decidieron detenerse para observar la situación.
El individuo -según dijeron- cruzó la calle, se aproximó a la chica y extendió su mano para entregarle la plata.
Explicaron que la procesada sacó “un puñado de objetos pequeños” de la mochila, por lo que se identificaron como policías (estaban de civil) y decidieron interceptarlos.
Mientras la chica arrojó los elementos y tomó en sus brazos a su hijo, el hombre volvió al vehículo y se retiró, ignorando la orden de detenerse.
En el acta de procedimiento detallaron que, con la presencia de un testigo, se secuestraron los envoltorios con droga, poco más de 12 mil pesos y dos teléfonos celulares que AA tenía en su poder.
Testimonio clave
El hombre que el día del operativo huyó ante la irrupción de los policías fue identificado y declaró.
Dijo que es consumidor de cocaína y que dos semanas antes del procedimiento le había comenzado a comprar sustancias a la acusada.
Agregó que ella se comunicaba por WhatsApp y que en sus estados la mujer “ponía la hora en la que tendría estupefacientes a la venta”.
Comentó que pagaba 1.700 pesos “la bolsita de cocaína” y que aquel día le había encargado 4.
Al lugar acordado llegó con un amigo pero se escapó porque “sintió temor”, según confesó.
Por otra parte, el análisis de los teléfonos celulares hallados en poder de AA reveló una serie de conversaciones determinantes para su suerte procesal.
En esos diálogos el juez De Rosa identificó “diversas maniobras de venta de estupefacientes, la que publicitaba a través de la publicación de estados de WhatsApp”.
En ellas acordaba el punto de venta, el valor de lo que entregaba y hasta mencionaba en varias ocasiones que se movilizaría en bicicleta, tal como ocurrió al momento de su arresto.
A partir de la actuación policial y las pruebas reunidas en la investigación, el juez Hugo Adrián De Rosa encontró probada la responsabilidad de la imputada y la sentenció a la pena de 4 años de prisión.
La escena parece natural, salvo por la circunstancia de que la mujer estaba a punto de encontrarse con una persona para concretar una venta de drogas.
Policías que recorrían la zona advirtieron que un automóvil se detuvo a pocos metros y que un hombre bajó del coche con dinero en la mano, mientras la chica retiraba algunos elementos de una mochila que llevaba.
Inmediatamente interpretaron el acto como un pasamanos, es decir la denominación en la jerga al intercambio de estupefacientes por dinero.
También se estableció que al ser interceptada por la Policía tenía en su poder 9 envoltorios de nylon con 4,2 gramos de cocaína.
Para el magistrado se acreditó que la mujer comercializó drogas, particularmente cocaína, en dosis fraccionadas para potenciales consumidores, al menos entre el 22 de febrero y el 6 de marzo pasado, cuando fue arrestada.
Las ventas se realizaban mediante encuentros previamente convenidos.
A la vista
Los policías que tomaron parte del arresto describieron que el hecho se produjo alrededor de las 20 del pasado 6 de marzo, cuando observaron que, por la calle Remedios de Escalada al 800, circulaba una joven en su bicicleta que transportaba a un nene en una silla situada en la parte trasera del rodado.
Indicaron que la mujer se detuvo bruscamente y que al mismo tiempo descendió un hombre de un auto que se encontraba estacionado.
Mencionaron que el automovilista tenía un fajo de plata en la mano, lo que llamó su atención y decidieron detenerse para observar la situación.
El individuo -según dijeron- cruzó la calle, se aproximó a la chica y extendió su mano para entregarle la plata.
Explicaron que la procesada sacó “un puñado de objetos pequeños” de la mochila, por lo que se identificaron como policías (estaban de civil) y decidieron interceptarlos.
Mientras la chica arrojó los elementos y tomó en sus brazos a su hijo, el hombre volvió al vehículo y se retiró, ignorando la orden de detenerse.
En el acta de procedimiento detallaron que, con la presencia de un testigo, se secuestraron los envoltorios con droga, poco más de 12 mil pesos y dos teléfonos celulares que AA tenía en su poder.
Testimonio clave
El hombre que el día del operativo huyó ante la irrupción de los policías fue identificado y declaró.
Dijo que es consumidor de cocaína y que dos semanas antes del procedimiento le había comenzado a comprar sustancias a la acusada.
Agregó que ella se comunicaba por WhatsApp y que en sus estados la mujer “ponía la hora en la que tendría estupefacientes a la venta”.
Comentó que pagaba 1.700 pesos “la bolsita de cocaína” y que aquel día le había encargado 4.
Al lugar acordado llegó con un amigo pero se escapó porque “sintió temor”, según confesó.
Por otra parte, el análisis de los teléfonos celulares hallados en poder de AA reveló una serie de conversaciones determinantes para su suerte procesal.
En esos diálogos el juez De Rosa identificó “diversas maniobras de venta de estupefacientes, la que publicitaba a través de la publicación de estados de WhatsApp”.
En ellas acordaba el punto de venta, el valor de lo que entregaba y hasta mencionaba en varias ocasiones que se movilizaría en bicicleta, tal como ocurrió al momento de su arresto.
A partir de la actuación policial y las pruebas reunidas en la investigación, el juez Hugo Adrián De Rosa encontró probada la responsabilidad de la imputada y la sentenció a la pena de 4 años de prisión.