Antonio Bagué, un creador de dos obras monumentales

HISTORIAS

 Coronel Suárez, vio surgir, a mediados del año 1930, dos monumentales obras de Antonio Bagué, radicado por aquel entonces en nuestra ciudad: el “Mástil Patrio” y el “Cristo Redentor”.


Si bien ambas obras pueden ser consideradas como representaciones vinculadas a la Iglesia Católica y al Partido Demócrata Nacional, en ellas se observan, además, conceptos de un ideario nacionalista y clerical, defendidos, entre otras, por la Falange Española, agrupación a la que adhirió el escultor y pintor catalán de manera notoria a partir de 1936. Dichas obras constituirían, entonces, la representación de valores morales que están destinados a “legitimar una dominación y justificar, frente a los mismos individuos, sus elecciones y conductas”, pero también medios para llegar a “comprender los mecanismos por los cuales un grupo impone, o intenta imponer, su concepción del mundo social, sus valores y su hegemonía”, en este caso, basándose en los conceptos de Dios, Patria y Hogar.

Concentrada temporalmente entre 1935 y 1936, la obra escultórica suarense de Antonio Bagué se inserta en un contexto social particular, que le daría espacio y apoyo para llevar adelante sus proyectos artísticos.

Antonio Bagué nació en 1884 en Tarrasa, una localidad cercana a Barcelona. Desde muy joven estudió escultura, pintura y arquitectura, siendo discípulo de Querol, Carreras y Balbichana (escultura), Marsall (pintura) y Puch y Catafal (arquitectura).



Hacia 1900 obtiene el segundo lugar en la Exposición Hispano Francesa de Zaragoza, ganando dinero que utilizó para realizar un viaje por España, Alemania, Francia e Inglaterra.

En 1909 regresó a su país, pero con el inicio de la campaña colonial que comenzó España en Melilla (territorio marroquí) viaja a Buenos Aires, donde llega en 1910. Allí realizó una figura de “El Progreso”, en bronce, para la cúpula exterior del Club Español y placas y medallas con motivo del centenario de la Revolución de Mayo.

En 1912 se trasladó a Montevideo, volviendo tres años después a Buenos Aires. En su espíritu trashumante volvió a España, pero en 1933 decide regresar a la Argentina. Permanece un tiempo en Coronel Pringles, para luego instalar su taller en Coronel Suárez.


Antonio Bagué.

Aquí desarrolló no solo obras escultóricas -el Mástil Patrio, el Cristo Redentor, el monumento funerario en homenaje al comisario y caudillo conservador Martín Subiza, el busto de Felisa Igartua de Alberdi, entre otros- sino también una amplia actividad pictórica, en especial plasmando paisajes de Sierra de la Ventana, vinculándose, a partir de mediados de la década del ´30, con el ambiente artístico bahiense, en particular al grupo PROA.

Sin embargo, y a pesar de la popularidad que adquiere, debe instalar, para mantenerse, una casa de fotografía. A lo largo de su vida, Antonio Bagué mantuvo una perspectiva ideológica basada en las ideas de “orden y autoridad”, lo que lo acercó decididamente al franquismo en primer lugar y, luego, al peronismo, manteniendo, a su vez, una fuerte vinculación con la Iglesia Católica y toda su doctrina.


El Mástil Patrio

En marzo de 1935, la Municipalidad de Coronel Suárez le encarga a Antonio Bagué la ornamentación para los festejos del 25 de mayo. Con este fin comienza a realizar los modelos de “una gigantesca figura de Cristo”, un mástil y “una representación de la cordillera de los Andes y el paso del ejército libertador”, todos destinados a ser ubicados en la plaza principal de la ciudad, enalteciendo, así, “por un lado el amor patrio y por el otro el amor a la religión”.

El 23 de marzo se realiza una reunión abierta con diferentes vecinos con el objetivo de organizar los festejos del 25 de mayo, donde las ideas de Bagué fueron aceptadas inmediatamente, creándose una Comisión de Festejos “Pro Mástil Patrio de Coronel Suárez” -compuesta, entre otros, por Daniel Amadeo y Videla, Juan Harriot, Pedro Miramón, José U. Lovecchio, Arturo Cortalezzi-, la cual estaría encargada no solo de llevar adelante el proyecto, sino también de recaudar, por medio de una gran colecta popular, el dinero necesario para la erección del monumento.



Inevitablemente el tamaño del museo y la incorporación de un cuarto lado al proyecto original produjo que se trasladara no solo el lugar original de emplazamiento -de la plaza principal a la intersección de dos avenidas-, sino también su fecha de inauguración, la cual se concretaría el 12 de octubre de 1935.

El mástil, construida en cemento portland y con una altura total de 42 metros, se compone de un basamento cuadrangular escalonado de 16 m. y un grupo escultórico de 8 figuras -de tres m. de altura cada una- en tres de sus caras, destacándose, en la cuarta, un gran escudo nacional. Se suman, por último, las inscripciones, en las caras con el grupo escultórico, “Patria”, “Honor” y “Libertad”.


Micro Histórico: Antonio Bagué, un creador de dos obras ...


Es importante destacar varios elementos de la obra. En primer lugar, el basamento, si bien responde a una concepción arquitectónica ecléctica, donde se fusionan elementos del Art Nouveau -como el grabado de rosas y coronas de laureles en la parte superior del mástil- y del Art Decó, presenta, fundamentalmente, características de este último estilo: monumentalidad, líneas duras y rectas que crean una estructura geométrica sólida y austera, presencia de escalonamientos y neutralidad en su coloración. En este sentido, es interesante rescatar el papel asignado a estilos como el Art Decó en la estética de los movimientos totalitarios europeos, donde la sobriedad y la monumentalidad se conjugaban buscando empequeñecer, impresionar e intimidar al individuo frente al poder del Estado. De la misma manera, la sobriedad y la monumentalidad del Mástil intentan, de alguna manera, empequeñecer al individuo frente a la majestuosidad de la Patria -en esa concepción donde resultan indiferenciables los límites entre Patria, Nación y Estado- representada en el basamento y coronado por la bandera nacional.

En segundo lugar, el conjunto escultórico presenta detalles relevantes. Basadas en modelos naturales, todas las figuras poseen características diferentes y representan, en armonía, los diferentes elementos que componen la patria cobijados por la bandera. En la cara Este del basamento, se encuentra tres figuras: un gaucho, saludando al alba y como representación de la argentinidad y aquellos que trabajan la tierra, y dos figuras masculinas representadas en el acto de izamiento de la bandera; la cara norte muestra la figura de una madre ofrendando (entregando) a su hijo a la bandera y un trabajador, genuflexo y sosteniendo, con su mano derecha, una antorcha, en tanto que la izquierda sujeta un gran martillo que le sirve de apoyo. La cara oeste es, tal vez, la más representativa. Además de observarse a la figura de la “Patria” consolando a uno de sus hijos, la “Justicia” se encuentra representada de rodillas, apoyándose con su brazo derecho sobre una gran espada clavada en tierra, y realizando, brazo izquierdo en alto, el saludo romano.

El Mástil Patrio. Municipalidad de Coronel Suárez. Sitio Histórico ...


Sin embargo, un tercer elemento cobra singular importancia a la hora de ahondar en el significado de la obra. Se trata de las palabras inscriptas en tres de las caras de la estructura. Cada una de ellas posee un valor particular, en especial, si las cotejamos con el sentido que le otorgaba la Falange Española.

El concepto de “Patria” fue definido por Bagué como una “hermosa palabra que en todos los instantes de la vida debe ser convertida en hechos. Inculcársela bien al niño ya es un paso gigantesco hacia el porvenir”.

En el ideario falangista “Patria” constituía una “unidad de destino en lo universal”: España era concebida como propulsora de una cultura y una fe universales que, bajo el nombre de Hispanidad, aglutinaba no solo a la península ibérica, sino también a toda América española, continuadora y fruto de la cultura y la fe española.

De la misma manera, la idea de “Libertad” contiene una concepción particular. Al consultársele, Bagué afirmó que “en esa frase está condensada la aspiración de la humanidad”. Sin embargo, el falangismo consideraba que la Libertad “no autoriza a tirotear los fundamentos de la convivencia pública. (...) Para nadie la libertad de perturbar, de envenenar, de azuzar las pasiones, de socavar los cimientos de toda duradera organización política. Estos fundamentos son: la autoridad, la jerarquía y el orden”.



Micro Histórico: Antonio Bagué, un creador de dos obras ...

Bajo esta concepción, la libertad es una entelequia subordinada a los dictámenes del Estado y la Iglesia, encargados de asignar “a cada hombre, a cada clase y a cada grupo, sus tareas, sus derechos y sus sacrificios”.

Por último, el concepto de “Honor”, “el de todos los argentinos que saben laborar para su patria, sin escatimar sacrificios para contribuir a su grandeza”, se vincula, además, con la concepción de un pasado de grandeza que, en nombre de la Hispanidad, es necesario volver a construir.



 El Cristo Redentor

Del proyecto original para la celebración de los festejos de mayo, quedaban aún por realizar el friso sanmartiniano y la figura de Cristo. El primero fue definitivamente abandonado, en tanto que la segunda obra, emplazada en el camino que une Coronel Suárez con los pueblos alemanes, fue concluida y bendecida el 29 de noviembre de 1936, en una ceremonia religiosa presidida por el obispo de Bahía Blanca, monseñor Leandro B. Astelarra.

Es significativo el hecho de que quien correría íntegramente con los costos de realización sería Daniel Amadeo y Videla, “a quien le era tan grato que se realizara la tarea”. La figura de Cristo con los brazos abiertos, cuyos pies descansan sobre un globo terráqueo junto a una gran cruz de mampostería de 12 metros de altura como marco y la inscripción “Detente caminante, descúbrete y ora” en la base, simbolizaría el dominio de Dios sobre su creación.


Micro Histórico: Antonio Bagué, un creador de dos obras ...

Al igual que el basamento del Mástil patrio, la obra presenta una estructura geométrica sólida y austera que, al conjugarse con la escala le otorga un fuerte componente psicológico: un Cristo inconmensurable, sereno y eterno, protector de la creación de Dios y única vía para la redención del espíritu, se presenta monumental y majestuoso ante el hombre, empequeñeciéndolo. Por otra parte, es importante destacar que, al mismo tiempo que realizaba esta obra, Bagué se encontraba trabajando en otra similar en la ciudad de San Carlos de Bolívar. Concluida a principios de 1937 y con características idénticas al Cristo suarense, la diferencia fundamental se encuentra en la inscripción de la base de la cruz.

Micro Histórico: Antonio Bagué, un creador de dos obras ...

La Falange y el ideario de Antonio Bagué

No es tarea sencilla reconstruir el ideario de Antonio Bagué. Mínimos y limitados, sus testimonios forman parte de un rompecabezas repleto de piezas faltantes. En una entrevista que le realizara el periódico local poco tiempo después del comienzo de la Guerra Civil Española afirmó que preveía desde hacía tiempo el levantamiento franquista, “Porque este gobierno [el Republicano] era una antesala del comunismo, ya que emergía de toda línea avanzada, habiendo un cúmulo de gentes sin mayor control de sus actos.(...) La vida en mi país se hacía insoportable (...) había falta de garantías para el capital y el trabajo (...) dictando leyes exclusivamente a favor del obrero, (...) [afectando al capital] por la forma autoritaria de los sindicatos, en los cuales solamente se contempla aquello que es beneficioso para el trabajador, con mengua de la otra fuerza que impulsa la industria y el comercio”.

Esta evidente simpatía con el levantamiento franquista llevó a que en noviembre de 1936 sea designado Delegado de servicio de la Falange Española de las J.O.N.S. en Coronel Suárez por Enrique Cabré Moré, Jefe Provincial con sede en Bahía Blanca. Este movimiento político, de importancia capital durante la Guerra Civil Española, constituyó, en el caso particular de Antonio Bagué, un espacio político donde se manifestaban los diferentes aspectos de un pensamiento generado con anterioridad, que puede sintetizarse en las ideas de “Dios, Patria y Propiedad”.

Los principios y valores que sostuvo la Falange Española de las J.O.N.S. son prácticamente similares a los sostenidos por el fascismo italiano. No obstante, “sólo su actitud ante la Iglesia distinguía a la Falange del Fascio de Mussolini: un falangista, ateo inclusive, respetaba en la Iglesia católica el ideal histórico de España”.

Creada en octubre de 1933 por José Antonio Primo de Rivera, la Falange Española se une, en febrero de 1934, a las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista como una de las fuerzas dinámicas del levantamiento sedicioso, el 19 de abril de 1937, sería integrada, junto a las Requetés en una sola entidad política de carácter nacional, nuevo instrumento de gobierno de que se valió Franco; un partido único que se denominaría Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S.




A partir de ese momento, la organización del movimiento en nuestro país pasó a estar a cargo de militantes llegados de España en misión de propaganda,24 quienes estuvieron encargados de formar filiales en todo el territorio argentino. Mediante la visita de uno de ellos, José Manuel Sánchez Marmuerca, se forma la filial suarense, el 6 de octubre de 1937, con una comisión directiva formada por Daniel Amadeo y Videla -presidente honorario-, Félix H. Brú -presidente-, Angel Pérez -vicepresidente- y Antonio Bagué -secretario-, entre otros.
La misma desarrollaría una intensa labor publicitaria en el periódico local en los meses siguientes y buscaría recaudar fondos para la España nacionalista mediante la realización de cenas de Plato Único. Su prédica incluía una constante defensa de la Hispanidad -haciéndose una constante referencia al pasado imperial español y la necesidad de reconstruirlo-, del papel central de la Iglesia, de un Estado fuerte y centralizado que instaurara un sentimiento de espíritu nacional y amor a la Patria, la defensa de la propiedad privada y un claro respeto por las jerarquías sociales.

Conclusión

La Falange Española constituyó para Antonio Bagué un movimiento donde se manifestaron los diferentes aspectos de un pensamiento ya construido y que se evidenciaron, con anterioridad y en forma paralela a su participación en el grupo, en sus obras escultóricas, en particular, con la realización del Mástil Patrio y el Cristo Redentor, donde se observan representadas las ideas de nacionalismo, Clericalismo e Hispanidad.

Por otra parte, si bien no podemos afirmar que la mayor parte de la población sustentaba sus mismos ideales, la misma no fue en absoluto hostil a las obras de Bagué, en especial, los miembros de los sectores políticos y sociales más prominentes, tal como fue el caso del intendente Daniel Amadeo y Videla, quien, si bien consideramos que “no sería tanto [por el] ideario falangista o nacional-sindicalista como [por] el nacionalismo o la imagen de orden lo que les llevaría a apoyar, desde una posición económica consolidada, primero a Falange, confundiéndola con Franco, y luego al régimen de éste”, afirmó que “estamos con la España de hoy, porque ella tiene nuestros propios símbolos: el hogar, la familia, la patria y la religión”.

Por último, no debemos desdeñar en absoluto el papel jugado por la Iglesia y el padre Bautista Lacunza en la formación de un sector social amplio que, en diferentes niveles y por medio de la actividad particular o grupal, sustentó la defensa del Orden Social, las Jerarquías, la Religión y la Patria.