Juicio Triple A: testigo declaró sobre el asesinato de un hombre en Huanguelén
Un testigo declaró hoy en el juicio de lesa humanidad que se sigue por los crímenes que la organización Triple A cometió durante los años 70, y contó las alternativas de la detención y el asesinato del profesor y bioquímico de la Universidad Nacional del Sur (UNS) Rodolfo Gini, y aseguró que tras limpiar el domicilio del docente secuestrado, él y su familia sufrieron “amenazas”.
El declarante es un hombre de 64 años, llamado Mario Antonio Bravo quien brindó su testimonio por videoconferencia transmitida por el canal de audiovisuales de la Universidad del Sur en el marco del juicio en el que están acusados Roberto Aceituno (70 años), Juan Carlos Curzio (76), Héctor Forcelli (71) y Osvaldo Pallero (78) como integrantes de una asociación ilícita a la que se le atribuyen 24 homicidios agravados.
Gini fue secuestrado el 2 de diciembre de 1974 en la zona de Huanguelén, y su cuerpo apareció posteriormente con varios impactos de fuego en una ruta de acceso.
“Trabajé como pintor con mi hermano en la casa de Gini después tengo contacto en la escuela nocturna que uno no había terminado el primario donde él era profesor de física y química”, agregó Bravo, quien vive en Brasil y se encuentra en la actualidad en Coronel Suárez desde febrero de este año debido a que no pudo regresar a raíz de la pandemia por el coronavirus.
Al ser consultado sobre el secuestro y asesinato, el testigo sostuvo que “lo que se comentó en la ciudad que él fue torturado, invadido, le arrancaron uñas, era lo que comentaban, yo no fui a ver, no fui al entierro ni al sepelio”.
Bravo dijo además que a los pocos días “nos llamaron para limpiar las siglas que estaban pintadas en la casa, en diversos lugares, las paredes, en los muebles y paredes externas”.
“Lo que hicimos con mi hermano mayor trabajos de repintar, limpiar la casa, fuimos llamados para eso”, comentó al indicar que las siglas eran las “Tres A”.
Bravo sostuvo que “ya tenía conocimiento de la Alianza Anticomunista Argentina, era un purrete de 15, 16 años, era un aparato parapolicial que ejecutaban personas cobardemente”.
También Bravo hizo referencia además a un secuestro que había sufrido y que es investigado en otra jurisdicción.
“Me parece que comenzó ahí cuando nosotros limpiamos la casa, comenzó la persecución a la familia, en la cual está incluido mi hermano mayor, mi hermana”, agregó.
En ese contexto sostuvo que debido huyó “hasta que conseguí pasar de Cataratas a Brasil donde quedé escondido por más de 400 días en las favelas, para poder proteger mi vida”.
“Cuando lo soltaron a mi hermano, después de las torturas y haberlo recuperado en Villa Floresta en Bahía Blanca, pasaron unos meses y vine para Argentina”, afirmó.
Bravo sostuvo que “al otro día estaba invadido el pueblo de militares, entraron en mi casa, me interrogaron y se retiraron”.