La Sociedad Rural de Coronel Suárez observa con preocupación los ataques a silobolsas y rollos de pasturas

La mayoría de los hechos no se resolvieron. Algunos productores los vinculan a cuestiones ideológicas, pero siempre dentro de un desconocimiento por las consecuencias del daño ocasionado.

Guillermo Urruti, presidente de la Sociedad Rural de Coronel Suárez

“Gracias a Dios estos hechos no han llegado, hasta el momento, al sudoeste bonaerense. Pero hay lugares en donde se habla de productores armados, lo que no deja de ser peligroso; no queremos lamentar nada”.

La declaración de Guillermo Urruti, presidente de la Sociedad Rural de Coronel Suárez, y también miembro de la comisión de Seguridad Rural de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa, contextualiza lo que sucede en nuestra región tras ataques a silobolsas y rollos de pasturas en, al menos, 69 campos del país.

“Por este tema hubo muchas fake news (noticias falsas) que han provocado pánico entre la población y, así, se siembra más violencia”, añadió.

Urruti destacó el trabajo que se realiza desde Carbap en la elaboración de un mapa del delito. “Esto servirá para plantear políticas preventivas desde las Patrullas Rurales, con casos reales y verificados. Hoy, por ejemplo, los productores saben que tienen que alertar a las patrullas ante la aparición de autos extraños en la zona”, dijo.


Urruti está sorprendido con el nivel de daño de algunos casos

“Si rompen el silobolsa es la pérdida económica de reponerlo, volver a juntar (los granos) y listo, pero ahora están tirando curasemillas o pintura. Eso hace que el cereal no pueda utilizarse para el consumo, con lo cual la pérdida es total”, explicó.

La mayoría de los hechos se han focalizado en Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y en la zona núcleo de la provincia de Buenos Aires.

El dirigente ganadero sostuvo que no tiene sentido “esta guerra absurda contra el productor”, porque el daño que hacen repercute no sólo en la sociedad, en donde vuelca su ganancia, sino también en el Estado que no puede obtener los dólares provenientes de los aranceles de exportación.

“El productor vende a medida que va necesitando para vivir o para comprar insumos. Históricamente, (NdR: al cereal) lo ha guardado algunos meses; son muy pocos lo que pueden hacerlo de un año para otro. El resto (del dinero) lo invierte en los pueblos”, aseguró.