RENÈ LAVAND, EL TALENTOSO MAGO DE UNA SOLA MANO
Nació en Buenos Aires, el 24 de septiembre de 1928. Hijo único, luego de un breve paso por Coronel Suárez, su familia se instaló Tandil, tierra que adoptó como propia y a la que siempre volvía con placer.
A sus 9 años, Hector René Lavandera ya era un pequeño mago con todas las letras. Hacía unos años había visto un espectáculo de magia en el Teatro Avenida de la Capital Federal, y había quedado enamorado de ese arte. Deslumbraba a sus tías, sus amigos y compañeros del colegio, y se perfilaba como un gran mago. René sabía que ese era su futuro.
Un hito importante en la vida de René Lavand -nombre artístico- ocurrió en 1937, cuando tenía 9 años y vivía en Coronel Suárez. Durante los festejos de Carnaval, cuando cruzaba la calle con sus amigos, fue atropellado por un auto que le aplastó el brazo derecho. Como consecuencia, sufrió una amputación a la altura del codo y le quedó un muñón.
Todo era risas y baldazos de agua hasta que se escucha una frenada, un grito y enseguida el llanto desesperado del chico que interrumpe la siesta de Suàrez. Una vecina con los ojos saltados de horror le avisa a Sara -su madre- que René cruzó la calle y lo atropelló un coche.
La atracción de su espectáculo radicaba en dos cosas: la forma de superar su discapacidad y las historias, escritas mayoritariamente por sus amigos Rolando Chirico y Ricardo Martín, que contaba en sus presentaciones, donde manejaba expresivamente la pausa y el silencio como recursos.
Trabajó como empleado del Banco Nación de Tandil hasta los 32 años, hasta que en 1961 ganó una competencia en la especialidad llamada manipulación y entonces, se lanzó como profesional, actuando en televisión y en los teatros Maipo, Nacional y Tabarís.
En 1983, viajó y obtuvo reconocimiento a su labor en Estados Unidos, Europa y Japón, llegando a dar conferencias para sus colegas.
En el año 2002, interpretó a un veterano dueño de un bar y villano de barrio en el film policial “Un oso rojo”, dirigido por Adrián Caetano, y fue nominado al premio Cóndor de Plata de la Asociación de Críticos Cinematográficos de Argentina, como Revelación Masculina.
En el Festival Bacifi del año 2013, Néstor Frenkel presentó la película documental “El gran simulador”, que retrata su vida.
René Lavand fue un artista increíble, de los grandes. La ciudad le ha rendido muchos homenajes y en vida, colocó una estatua suya de cuerpo entero, que lo muestra sentado en los jardines de la Municipalidad de Tandil.
El niño todavía no lo sabía, pero el destino acababa de tirarle la carta que cambiaría su vida para siempre. Un accidente se convirtió en el motor que lo impulsó a desarrollar una nueva técnica, a ser un autodidacta. Ahora debía aprender a hacer magia con una sola mano, y que no era la hábil. Allí comenzó la leyenda.
A pesar de la adversidad, no se dejó derrotar por el accidente y se dedicó a practicar, de manera obsesiva, la cartomagia, como autodidacta. Él contaba que no le quedó más opción, teniendo en cuenta que “todos los libros y técnicas son para magos de dos manos”, indicó.
En 1983, viajó y obtuvo reconocimiento a su labor en Estados Unidos, Europa y Japón, llegando a dar conferencias para sus colegas.
Desafiaba a sus espectadores a descubrir sus trucos con una frase recurrente, la célebre “no se puede hacer más lento”. Y en la televisión solía decir: “La cámara implacable no me deja mentir”.
Y en contraposición con “prestidigitación”, el gran René acuñó el término “lentidigitación”.
Y en contraposición con “prestidigitación”, el gran René acuñó el término “lentidigitación”.
En el año 2002, interpretó a un veterano dueño de un bar y villano de barrio en el film policial “Un oso rojo”, dirigido por Adrián Caetano, y fue nominado al premio Cóndor de Plata de la Asociación de Críticos Cinematográficos de Argentina, como Revelación Masculina.
En el Festival Bacifi del año 2013, Néstor Frenkel presentó la película documental “El gran simulador”, que retrata su vida.
René Lavand fue un artista increíble, de los grandes. La ciudad le ha rendido muchos homenajes y en vida, colocó una estatua suya de cuerpo entero, que lo muestra sentado en los jardines de la Municipalidad de Tandil.
Su última actuación pública la realizó en Lugo (España).
René Lavand falleció el 7 de febrero de 2015 en la clínica Chacabuco de Tandil, a los 86 años, a causa de una neumonía, la magia y el misterio siguen flotando en el ambiente, como si al hablar de René una nueva ilusión fuera a deslumbrar a sus vecinos. Qué siga vivo el recuerdo de un grande que ya forma parte de la historia.
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Historias